Luis Roca Jusmet
Ese materialismo no es el que niega el espíritu, sino el que plantea que el espíritu, que no se reduce a la materia, está siempre condicionado por ella.
Bernard Stiegler
Este artículo pretender establecer un punto de relación entre tres tradiciones, que son heterogéneas pero que pueden llegar a un punto de encuentro. Pero lo primero que quiero hacer es desmarcarme de cualquier forma de sincretismo, lugar de confusión habitual en que nos ha colocado la subcultura New Age con respecto a estos temas[1].
Para ser rigurosos empezaré precisando lo que significan para mí estas tres tradiciones y delimitando en qué me voy a centrar en cada una de ellas. Entiendo por budismo las prácticas que se originan a partir de la aparición de un personaje histórico que es Buda; pero me centraré específicamente en la Escuela Soto Zen y más específicamente en Taisen Deshimaru.. El psicoanálisis tiene también un origen, un padre fundador que es Freud y aunque después de su muerte las escuelas se multiplican considero a Jacques Lacan cómo la figura más interesante para esta investigación. La filosofía es más difícil de delimitar pero la plantearé cómo un invento griego continuada en Europa hasta la globalización actual. Los filósofos a los que me referiré serán Pierre Hadot y Michel Foucault.
En este artículo intentaré trazar en primer lugar un panorama histórico sobre el intento de establecer un vínculo entre las tres disciplinas. Mi hipótesis es que este proyecto fracasa por un mal planteamiento, que es el intento de establecer un diálogo desde el discurso teórico, es decir, desde lo que dicen cada uno de ellos. La imposibilidad viene dada porque se quiere homogeneizar discursos heterogéneos. Mi propuesta es la de encontrar un espacio común planteado desde el punto de vista de la práctica, en concreto desde la ética. Entiendo por ética un arte de vida que propone un trabajo interno que nos permite transformarnos y transformar nuestra vida.
Incluyo aquí un video en el que hablan Taisen Deshimaru, Jacques Lacan y Michel Foucualt. No me interesa lo que dicen sino lo que muestran a través de su cuerpo : la voz, el gesto, la mirada. El cuerpo somos nosotros, es a través de él que se manifiesta el espíritu. La ética es entonces esta transformación espiritual del cuerpo. Las prácticas son las del cuerpo, que no es una superficie corporal, que es una estructura dinámica, viva, que se expresa de manera singular en cada cual.
2. Aproximaciones entre la filosofía, el budismo zen y el psicoanálisis
Parto de la hipótesis de que la filosofía surge como una pérdida de saber que permite la búsqueda de la verdad a partir de esta carencia[2]. François Jullien también analizará como la filosofía es un camino, el de la pregunta por la verdad, el bien que el pensar griego escogerá mientras el pensar chino sigue otros derroteros[3].
Roger Pol Droit (1989, 1997) ha realizado un interesante trabajo sobre el papel del budismo en el imaginario filosófico anterior. El precedente del interés de la filosofía europea por el budismo tiene un referente claro en Arthur Schopenhauer. Pero tampoco hay que olvidar la reflexión de Nietzsche en su obra El Anticristo sobre el budismo cómo una forma radical de nihilismo[4].
Si buscamos un interés específico de la filosofía contemporánea por el budismo zen tenemos que referirnos a Martin Heidegger[5]. Es también un tema recurrente, sugerido pero poco desarrollado es el paralelismo entre Wittgenstein y el budismo zen[6]. Estos dos casos no agotan por supuesto la casuística del interés de los filósofos actuales por el budismo zen.[7]
El camino inverso, que es el del interés de representantes del budismo zen por la filosofía nos llevan necesariamente a la Escuela de Kioto, formada alrededor de Nishida (1870-1945).. Shizuteru Ueda realizará un estudio muy interesante sobre el proceso paralelo de Nishida de aprendizaje práctico del zen y de inmersión en los textos fundamentales de la filosofía griega y europea. Lo que tiene de extraordinario, es que la práctica del zen excluye la especulación racional, con lo cual convierte en posible algo que de entrada se presenta como incompatible. Para Ueda el resultado es filosóficamente interesante, mientras que para Heidegger lo que hace Nishida en su libro fundamental, Indagación del bien, es caer en las redes del lenguaje filosófico occidental. Ueda buscará una vía de encuentro entre el budismo zen y la filosofía a partir del misticismo medieval del Maestro Eckhart, pero quizás es lo más antifilosófico de éste lo que permite una mayor convergencia. Otro intento posterior a Nishida será el de Toshihiko Izutsu (1914-1993) que elaborará una propuesta filosófica sistemática a partir del budismo zen. Pero el esfuerzo de Izutsu, que no carece de rigor, nos conduce a una empresa imposible, ya lo que hace es traducir el lenguaje no-filosófico del zen al lenguaje de la filosofía, es decir llevarlo a un terreno que no es el suyo. La elaboración de Izutsu aunque fallida no por ello deja de ser interesante:, ya que es capaz de recoger los temas que filosóficamente serían más interesantes: la identidad, el sentido, la articulación y el pensamiento.